El dolor de la patria boba

Grito.
No por falta de voz,
sino por exceso de historia.
Grito porque me duele este país
que se viste de colores
pero sangra por dentro.

La bandera no cubre, asfixia.
Se enreda en mis manos,
en mi garganta,
en cada intento de cambio
que termina silenciado.

Pinto mi rostro con sus tonos,
no para celebrar,
sino para recordar
que hay una herida abierta
en cada esquina del alma nacional.

Nos dijeron libertad,
pero nos dieron miedo.
Nos llamaron patria,
pero nos usaron de campo de guerra,
de cifra,
de olvido.

Y aquí estoy,
hija de esta tierra confundida,
con los puños en la cabeza
y la voz rota de tanto esperar.

Porque ser colombiana
no solo es orgullo…
también es resistencia.
También es llorar con rabia
el dolor de esta patria boba
que aún no aprende a amarse.