Ciudad que no olvida

La imagen captura el alma de Medellín, una ciudad que nunca duerme, reflejada en la silueta icónica del edificio Coltejer. Sus luces, como hilos dorados y plateados, parecen tejer recuerdos entre la memoria y el presente. Cada destello cuenta una historia: de transformación, de resistencia, de sueños que alguna vez nacieron en medio del asfalto y hoy brillan en el horizonte. Medellín es una ciudad que respira a través de sus calles, que canta en sus murales y que, en cada pared, guarda cicatrices que se convirtieron en arte y en fuerza.

Poema:

En un cristal la ciudad se estira,
como un recuerdo que no se retira.
Reflejo de luces, fuga y motor,
Medellín late en destellos de color.

El Coltejer, aguja de hilo y cielo,
cose los días, remienda el duelo.
Desde su cuerpo de concreto fiel,
vigila historias que el viento ve.

La ciudad no calla, solo murmura
con murales de lucha, arte y ternura.
En cada calle, un eco guardado,
un nombre escrito, un paso al pasado.

Luces que tiemblan como la piel,
memorias vivas bajo un mismo riel.
Y aunque cambian las rutas y el plan,
las almas de antes nunca se van.

Medellín no olvida, Medellín respira,
sube por cables, canta en la lira.
Entre sombra y neón, caos y abrigo,
es una ciudad que siempre va contigo.